sábado, 12 de noviembre de 2011

El ejército romano 1ª Parte

         En esta primera batería de entradas de mi blog, me gustaría hablar sobre una de las instituciones y organizaciones más importantes de edad antigua, el ejército romano. Para comprender mejor la importancia del ejército romano hay que hacer un pequeño apunte con respecto al funcionamiento de las sociedades de la antigüedad. El éxito de las civilizaciones antiguas estaba basado en varios factores fundamentales: la fuerza productiva y de trabajo (desempeñada por los esclavos), una clase gobernante constituida por personas muy bien formadas a nivel intelectual y con objetivos claros, y por último una fuerza militar lo suficientemente poderosa y rentable como para defender los intereses de la nación. Ahora bien si observamos estos tres elementos en su conjunto podemos llegar a la conclusión de que dos de ellos se encuentran inevitablemente unidos, la esclavitud y el poder militar. Para que una civilización evolucionase y destacase por encima de las demás necesitaba ser capaz de defenderse del resto y poder expandirse obteniendo botín y esclavos. La actividad militar proporcionaba el capital básico de uno de los mercados más productivos de la edad antigua, el mercado de esclavos. 
         Por esta razón me aventuraría a decir que la mayor parte del éxito como civilización de Roma, pertenece a su ejército. Una maquinaria de carne, acero e intelecto que fue capaz de imponer los intereses de Roma allí donde ésta lo ordenaba.















Roma y provincias durante el gobierno del emperador Trajano (98-117 d.C.)


1. El origen de Roma como sociedad militar

            Desde su fundación, Roma ha tenido que desarrollar el arte de la guerra, al principio para poder defenderse del resto de tribus itálicas y posteriormente para afianzar su presencia en los territorios conquistados. No obstante la implacable máquina militar romana que conquistó todo el mediterráneo y mucho más allá, comenzó con una organización militar que se caracterizaba por la improvisación y el coraje que adquiere un pueblo cuando lucha por su supervivencia.
            La supervivencia de esta población situada entre el Palatino y el Capitolio vino determinada por la dureza y la determinación de un ejército que no fue fijo hasta la época de la República. Esta evolución de la maquinaria militar estuvo protagonizada por una serie de reformadores e historiadores que se esforzaron por documentar las proezas del mayor y más profesional ejército de la antigüedad. Algunos de estos hombres fueron: Serbio Tulio, Furio Camilo, Cayo Mario, Julio César o Augusto entre otros. Es importante destacar también que el ejército de Roma fue el único fijo y profesional del mundo antiguo, y no sólo del mundo antiguo, ya que hasta pasada la edad media no volvió a formarse un ejército regular profesional financiado por el estado.  
            Durante el periodo de la monarquía el ejército estaba constituido únicamente por patricios, de manera similar a la organización militar que tenía la ciudad-estado griega de Esparta, dónde los soldados eran miembros de la clase social más destacada. Los patricios militares se organizaban en curias, que estaban compuestas por 100 hombres y que a su vez formaban parte de otras 30 curias más, que era el cómputo total del número de tropas pertenecientes a la infantería. Estos patricios recibían el nombre de “Milities”. De cada curia se seleccionaban 10 hombres, llamados “Celeres”, que formaban parte de la caballería y que pasaba a llamarse decuria. Al mando de la sección de infantería del ejército estaba el Tribuno Militaris y al mando de la sección de caballería estaba el Tribuno Celeres. Al mando de todo el ejército estaba el rey. El ejército monárquico no era permanente, se reclutaba en primavera y se disolvía en otoño, ya que los sacerdotes no consideraban correcto el servicio militar durante los meses de invierno. Esta falta de permanencia responde no solo a una cuestión religiosa, sino que al ser patricios los integrantes del ejército, estos no se podían permitir descuidar sus otras tareas durante todo el año.
Este tipo de organización militar fue utilizada hasta que Servio Tulio[1] ocupó el trono de Roma. A este rey se le atribuye la reforma de todo el ejército romano, creando lo que posteriormente se consideraría como la unidad básica del ejército, la legión. Servio eliminó las curias y organizó el número de soldados en centurias (unidades compuestas por cien hombres­). Además se permitió la entrada en el ejército a los plebeyos, que en función de su renta podían alistarse como soldados de infantería pesada, ligera o caballería. Si el nivel económico, o la condición física del soldado no eran buenas, este podía pasar a formar parte de los albañiles, constructores o músicos del ejército. Así pues el ejército de Servio Tulio pasó a estar constituido por 4500 hombres, 3000 de infantería pesada, 1200 de infantería ligera y 300 de caballería.
            A partir del siglo IV a.C. se empiezan a introducir nuevas reformas en el ejército. Se impone una indemnización, llamada “Septendium” a los campesinos que son obligados a dejar su labor para servir en las filas del ejército. En este momento se empieza a respetar mucho más la carrera militar, y los soldados son considerados por su rendimiento, edad y valor en la lucha. Un patricio llamado Camilo[2] rescató una antigua forma de organización de unidades militares llamada manípulo y que estaba constituida por 200 hombres. A su vez cada legión  era de unos 21 manípulos, de manera que ésta quedaba organizada en 4 filas.
 La primera fila estaba constituida por 6 manípulos, unos 1200 hombres, que eran los “Vélites”. Soldados de infantería ligera que procedían de las clases más bajas de la sociedad romana, además  de ser el lugar indicado para los soldados más jóvenes. La segunda línea las conformaban los “Hastatos”, hombres jóvenes y maduros que pertenecían a la clase media. Estos eran otros 1200 y estaban divididos en seis manípulos. La tercera la formaban los “Príncipes” que eran los ciudadanos de primera categoría, enfundados en armaduras pesadas y también eran un cuerpo de 1200 hombres. Por último en cuarta fila estaban los “Triatos” que eran veteranos de no más de cincuenta años (que era la edad límite para el ejército), que solo intervenían si el conflicto llegaba a ser muy complicado. Eran 600 hombres lo que es igual que 3 manípulos. 
            La siguiente reforma del ejército no llegó hasta la constitución de los tribunos militares del año 444 a.C. El rey dejaba de ser el jefe supremo del ejército y esta tarea pasaba a los dos cónsules, que tenían cada uno dos legiones de 4500 hombres cada una. Hacia el año 300 a.C.
Roma contaba con más de 18.000 hombres, sin contar con las legiones “aleae” que eran aquellas procedentes de las naciones aliadas de Roma. A pesar de que la ciudad de Roma era aun pequeña, ésta ya tenía embajadas en lugares como Épiro y Egipto. La constante afluencia de personas en la ciudad, gracias al dominio comercial y su influencia política, atrajo una gran cantidad de plebeyos que contribuyeron a aumentar la riqueza cultural de la ciudad. Gracias a los estudios de Polibio[3] sobre el ejército y su organización, hemos podido saber con certeza el número de hombres y la función que desempeñaban dentro de la legión.


[1] Servio Tulio: fue el sexto rey de Roma y uno de los reyes etruscos de ésta.
[2] Marco Fulio Camilo: fue un militar y político romano que vivió durante los albores de la República.
[3] Polibio: fue un historiador romano del siglo II a.C. que fue célebre por escribir la primera Hª Universal, en la que se intentaba explicar el dominio romano sobre el mediterráneo.






1 comentario:

  1. El ejército romano era una maquinaría muy bien organizada y la gloria del Imperio Romano no es poco deudora del increible potencial bélico que era capaz de desplegar. En la actualidad se censura mucho la actividad militar pero es algo esencial en el desarrollo de una civilización aunque ello no guste a los más idealistas. Añado que, a pesar de que a menudo en los libros de historia se señala el comienzo de la Edad Media con la caída del imperio romano en el siglo V, sólo fue el imperio romano de occidente el que cayó a manos de los germanos el imperio romano oriental continuó prosperando hasta que surfrió su propio declive y terminó cayendo en el 1204 a manos de guerreros cristianos en la cuarta cruzada financiada por mercaderes venecianos.
    Nada más que añadir salvo señalar mi predilección por los pueblos considerados "bárbaros" (germanos, mongoles, hunos, etc.)de los que espero ver artículos en el futuro, aunque también me quito el sombrero ante los romanos por supuesto.
    Celebro la creación de un blog de Historia, rama del conocimiento tristemente paliada por las nefastas reformas educativas de nuestro país. Aplaudo la iniciativa de mi buen amigo y bloguero, Adrián.

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