jueves, 17 de noviembre de 2011

El ejército romano 3ª parte

3. Los aliados de Roma


            Las tropas auxiliares se comenzaron a utilizar por el ejército romano a partir del año 30 a.C. y continuaron en él hasta el 284 d.C. Su número fluctuó a lo largo de toda la historia de Roma, principalmente durante la época del imperio, pero alrededor del año 70 d.C. las tropas de infantería auxiliar tenían el mismo número de hombres que las legiones. Alrededor del siglo II d.C. las tropas auxiliares representaban dos tercios de las fuerzas romanas. Los generales romanos en campaña reclutaban en el propio lugar de conquista las tropas auxiliares, de manera que estas podían no resultar muy fiables a la hora de entrar en combate.
            Por esta razón el emperador César Augusto reorganizó a las tropas auxiliares formalizándolas como un ejército regular y no como algo temporal. Con esta medida se pretendía aportar un flujo constante de tropas especiales de infantería y caballería reclutadas por todo el imperio y fuera de él, convirtiendo al ejército romano en una máquina de guerra muy flexible.
            Las tropas de auxiliares solían ser ligeramente mayores que las legiones y se situaban en la retaguardia o los flancos de las grandes formaciones. Así pues una “legión” de auxiliares podía tener entre 4500 y 5500 hombres. El número de jinetes auxiliares también era mucho mayor, alrededor de  900 frente a los 300 que tenían las legiones. Durante la época de la república la mayoría de los auxilia pertenecientes a la caballería fueron perdiendo protagonismo en las campañas y fue Julio César, durante la conquista de la Galia el que recuperó la utilización de caballería auxiliar, sobretodo caballería pesada gala y caballería ligera hispana (su guardia personal estaba compuesta por estos últimos).
            El emperador César Augusto disolvió la mayoría de las tropas auxiliares, dejando tan solo las más veteranas y consolidadas. A partir de este momento las unidades auxiliares pasaban a ser permanentes, con su propio sistema de mando, instrucción y reputación. Los soldados que se enrolaban en estas recién instituidas unidades, eran entrenados para ser profesionales, de la misma manera que las legiones originales. Augusto dividió los regimientos de auxiliares en cohortes, es decir de la misma manera que la infantería, que a su vez se dividían en centurias comandadas por decuriones. El mando de los regimientos de auxiliares estaba a cargo de un “praefectus” que podía ser un noble perteneciente al lugar de origen de las tropas que comandaba; o un romano, generalmente un centurión veterano de alto rango.

            El origen de las tropas auxiliares era muy diverso, pero como el momento clave para el establecimiento oficial dentro del ejército romano se dio durante el gobierno del emperador César Augusto, analizaremos el tipo de unidades auxiliares a partir de esta fecha (aproximadamente el 19 a.C. fecha en la que acaban las guerras cántabras). Con Hispania libre de conflictos, ésta y la Lusitania se convirtieron en una importantísima fuente de unidades auxiliares. También fue una importante zona de reclutamiento la Galia Belga junto con las nuevas adquisiciones de Augusto: Recia[1], Nórico[2], Panonia[3] y Mesia[4]. Desde oriente, Roma también recibía una buena cantidad de tropas auxiliares, sobretodo de las provincias de Siria y de las regiones conquistadas por Augusto de Judea y Galacia[5]. Una importante parte del cuerpo de caballería ligera del ejército de Roma procedía de África. Las regiones de Egipto, Cirenaica[6] y Numidia[7], ésta última región era una importantísima fuente de caballería ligera, la cual era llevada directamente a Roma, para formar parte de las legiones o de los cuerpos auxiliares.



[1] Recia: provincia romana, situada entre el lago Constanza y el río Eno.
[2] Nórico: provincia romana situada en la actual Austria y el sur de Alemania.
[3] Panonia: provincia romana situada entre Hungría y Austria, por sus tierras tiene su curso el Danubio.
[4] Mesia: provincia romana situada en las actuales Serbia y Bulgaria.
[5] Galacia: provincia romana situada en Asia Menor, que recibe su nombre de las tribus de galos que emigraron a      aquella zona durante el siglo III a.C.
[6] Cirenaica: provincia romana que ocupa gran parte de la actual Libia, se caracteriza por ser una de las regiones más fértiles del norte de África.
[7] Numidia: provincia romana del norte de África que se extiende por la actual Argelia y parte de Túnez. 

domingo, 13 de noviembre de 2011

El ejército romano 2ª Parte

            En esta segunda entrada me gustaría continuar explicando las diferentes formaciones y despliegues de batalla que desarrolló el ejército romano. Para ello he buscado documentar mi entrada con las obras de Julio César y Polibio. Espero que os resulte útil e interesante.

2. La organización militar de Roma

            El ejército romano se componía de legiones que contenían alrededor de 4200 hombres de infantería, tanto pesada como ligera y entre 300 y 600 soldados de caballería. La cantidad de soldados iba delimitada por los fondos que el estado otorgase al cuestor, que era el encargado de las relaciones económicas entre el estado y el Tribuno Militar. A este número había que añadir las tropas aliadas, que normalmente alcanzaban la misma cantidad. También había una buena cantidad de unidades pertenecientes a otras naciones, normalmente territorios conquistados, llamados “auxilia”. La mayoría de estas unidades tenían una formación especializada, razón por la cual eran empleadas por el ejército romano. Las funciones desarrolladas iban desde la exploración, el hostigamiento de líneas de suministros, tiradores especializados, tropas de reserva, fuerzas utilizadas como un ejército de ocupación o para mantenimiento del orden público. Pero los auxilia fueron lo suficientemente importantes dentro del ciclópeo ejército romano como para dedicarle todo un capítulo más adelante.
            Cada legión adoptó la norma de llevar 55 catapultas, además de una enorme marea de albañiles, cirujanos militares, esclavos y músicos militares, que en su conjunto podían ser alrededor de 700 personas. Así pues una legión si contamos a todo el personal que la constituía se convertía en un ejército de unos 6000 o 7000 hombres, a veces incluso el doble, dependiendo de la profusión de tropas aliadas o de los fondos destinados a ésta. Las legiones estaban dividas en cohortes, cada una comandada por un tribuno militar. Se calcula según los datos proporcionados por los escritos de Polibio, que una legión contaba con al menos 3 tribunos. Si tenemos en cuenta que Roma investía dos legiones cada año, supone que la población total de Roma debía de ser muy elevada, más de nueve millones en la época de Julio César. Según Polibio el ayuntamiento de Roma tenía que inscribir cada año a todos sus ciudadanos en el ejército.
            Como hemos mencionado anteriormente cada legión estaba dividida en tres o cuatro cohortes y a cada una le correspondía un tribuno. La primera cohorte estaba constituida por 1200 hombres y era la que tenía un mayor prestigio dentro de cada legión. A su vez cada cohorte estaba dividida en centurias, 100 hombres, que estaban al cargo de un Centurión cada una, es decir, un oficial en jefe que dirigía a los hombres en batalla y en campaña. Cada cohorte contaba con 10 centuriones, menos la Primera Cohorte que tenía además un centurión elegido por los soldados y otro por el tribuno. Las centurias eran la unidad básica del ejército romano, entorno a ellas existía todo un entramado de pragmática independencia.
            Cada centuria podía estar compuesta por: exclusivamente infantes (Centuri Peditata), de infantes y jinetes (Centuria mixta) o un dos tercios de infantes y un tercio de jinetes (Centuria Equitata). Además existía otra división aun más pequeña llamada centubernia, que estaba compuesta por 10 hombres. Esta división no contaba con ningún oficial más, aparte del centurión, pero resultaba de mucha utilidad a la hora de organizar los campamentos y de ejecutar algunas formaciones.
            Todo hombre en Roma debía servir en el ejército, aquellos que percibiesen una renta de más de 500 dracmas tenían la obligación de estar 16 años en la infantería o 12 en la academia de equitación. Aquellos ciudadanos que pudiesen costearse la academia de equitación o “escuela de Turmas”. Las legiones estaban compuestas también de caballería, no solo de infantería y a estos jinetes se les denominaba “Turmas”. Los jinetes se clasificaban en “Alae” que contaban en la mayoría de los casos con 100 Turmas, salvo en algunas provincias orientales en las que la caballería era un elemento crucial en la batalla. Este es el caso de las legiones asentadas en Palestina o Capadocia, que el Alae podía ser de 500 Turmas (Alae quinquenaria) o de 1000 (Alea miliaria). Cada Alae de jinetes estaba comandada por un decurión y cada legión solía contar con 3 decuriones, dos elegidos por los propios jinetes y otro por el cónsul o emperador, dependiendo de si era república o imperio.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El ejército romano 1ª Parte

         En esta primera batería de entradas de mi blog, me gustaría hablar sobre una de las instituciones y organizaciones más importantes de edad antigua, el ejército romano. Para comprender mejor la importancia del ejército romano hay que hacer un pequeño apunte con respecto al funcionamiento de las sociedades de la antigüedad. El éxito de las civilizaciones antiguas estaba basado en varios factores fundamentales: la fuerza productiva y de trabajo (desempeñada por los esclavos), una clase gobernante constituida por personas muy bien formadas a nivel intelectual y con objetivos claros, y por último una fuerza militar lo suficientemente poderosa y rentable como para defender los intereses de la nación. Ahora bien si observamos estos tres elementos en su conjunto podemos llegar a la conclusión de que dos de ellos se encuentran inevitablemente unidos, la esclavitud y el poder militar. Para que una civilización evolucionase y destacase por encima de las demás necesitaba ser capaz de defenderse del resto y poder expandirse obteniendo botín y esclavos. La actividad militar proporcionaba el capital básico de uno de los mercados más productivos de la edad antigua, el mercado de esclavos. 
         Por esta razón me aventuraría a decir que la mayor parte del éxito como civilización de Roma, pertenece a su ejército. Una maquinaria de carne, acero e intelecto que fue capaz de imponer los intereses de Roma allí donde ésta lo ordenaba.















Roma y provincias durante el gobierno del emperador Trajano (98-117 d.C.)


1. El origen de Roma como sociedad militar

            Desde su fundación, Roma ha tenido que desarrollar el arte de la guerra, al principio para poder defenderse del resto de tribus itálicas y posteriormente para afianzar su presencia en los territorios conquistados. No obstante la implacable máquina militar romana que conquistó todo el mediterráneo y mucho más allá, comenzó con una organización militar que se caracterizaba por la improvisación y el coraje que adquiere un pueblo cuando lucha por su supervivencia.
            La supervivencia de esta población situada entre el Palatino y el Capitolio vino determinada por la dureza y la determinación de un ejército que no fue fijo hasta la época de la República. Esta evolución de la maquinaria militar estuvo protagonizada por una serie de reformadores e historiadores que se esforzaron por documentar las proezas del mayor y más profesional ejército de la antigüedad. Algunos de estos hombres fueron: Serbio Tulio, Furio Camilo, Cayo Mario, Julio César o Augusto entre otros. Es importante destacar también que el ejército de Roma fue el único fijo y profesional del mundo antiguo, y no sólo del mundo antiguo, ya que hasta pasada la edad media no volvió a formarse un ejército regular profesional financiado por el estado.  
            Durante el periodo de la monarquía el ejército estaba constituido únicamente por patricios, de manera similar a la organización militar que tenía la ciudad-estado griega de Esparta, dónde los soldados eran miembros de la clase social más destacada. Los patricios militares se organizaban en curias, que estaban compuestas por 100 hombres y que a su vez formaban parte de otras 30 curias más, que era el cómputo total del número de tropas pertenecientes a la infantería. Estos patricios recibían el nombre de “Milities”. De cada curia se seleccionaban 10 hombres, llamados “Celeres”, que formaban parte de la caballería y que pasaba a llamarse decuria. Al mando de la sección de infantería del ejército estaba el Tribuno Militaris y al mando de la sección de caballería estaba el Tribuno Celeres. Al mando de todo el ejército estaba el rey. El ejército monárquico no era permanente, se reclutaba en primavera y se disolvía en otoño, ya que los sacerdotes no consideraban correcto el servicio militar durante los meses de invierno. Esta falta de permanencia responde no solo a una cuestión religiosa, sino que al ser patricios los integrantes del ejército, estos no se podían permitir descuidar sus otras tareas durante todo el año.
Este tipo de organización militar fue utilizada hasta que Servio Tulio[1] ocupó el trono de Roma. A este rey se le atribuye la reforma de todo el ejército romano, creando lo que posteriormente se consideraría como la unidad básica del ejército, la legión. Servio eliminó las curias y organizó el número de soldados en centurias (unidades compuestas por cien hombres­). Además se permitió la entrada en el ejército a los plebeyos, que en función de su renta podían alistarse como soldados de infantería pesada, ligera o caballería. Si el nivel económico, o la condición física del soldado no eran buenas, este podía pasar a formar parte de los albañiles, constructores o músicos del ejército. Así pues el ejército de Servio Tulio pasó a estar constituido por 4500 hombres, 3000 de infantería pesada, 1200 de infantería ligera y 300 de caballería.
            A partir del siglo IV a.C. se empiezan a introducir nuevas reformas en el ejército. Se impone una indemnización, llamada “Septendium” a los campesinos que son obligados a dejar su labor para servir en las filas del ejército. En este momento se empieza a respetar mucho más la carrera militar, y los soldados son considerados por su rendimiento, edad y valor en la lucha. Un patricio llamado Camilo[2] rescató una antigua forma de organización de unidades militares llamada manípulo y que estaba constituida por 200 hombres. A su vez cada legión  era de unos 21 manípulos, de manera que ésta quedaba organizada en 4 filas.
 La primera fila estaba constituida por 6 manípulos, unos 1200 hombres, que eran los “Vélites”. Soldados de infantería ligera que procedían de las clases más bajas de la sociedad romana, además  de ser el lugar indicado para los soldados más jóvenes. La segunda línea las conformaban los “Hastatos”, hombres jóvenes y maduros que pertenecían a la clase media. Estos eran otros 1200 y estaban divididos en seis manípulos. La tercera la formaban los “Príncipes” que eran los ciudadanos de primera categoría, enfundados en armaduras pesadas y también eran un cuerpo de 1200 hombres. Por último en cuarta fila estaban los “Triatos” que eran veteranos de no más de cincuenta años (que era la edad límite para el ejército), que solo intervenían si el conflicto llegaba a ser muy complicado. Eran 600 hombres lo que es igual que 3 manípulos. 
            La siguiente reforma del ejército no llegó hasta la constitución de los tribunos militares del año 444 a.C. El rey dejaba de ser el jefe supremo del ejército y esta tarea pasaba a los dos cónsules, que tenían cada uno dos legiones de 4500 hombres cada una. Hacia el año 300 a.C.
Roma contaba con más de 18.000 hombres, sin contar con las legiones “aleae” que eran aquellas procedentes de las naciones aliadas de Roma. A pesar de que la ciudad de Roma era aun pequeña, ésta ya tenía embajadas en lugares como Épiro y Egipto. La constante afluencia de personas en la ciudad, gracias al dominio comercial y su influencia política, atrajo una gran cantidad de plebeyos que contribuyeron a aumentar la riqueza cultural de la ciudad. Gracias a los estudios de Polibio[3] sobre el ejército y su organización, hemos podido saber con certeza el número de hombres y la función que desempeñaban dentro de la legión.


[1] Servio Tulio: fue el sexto rey de Roma y uno de los reyes etruscos de ésta.
[2] Marco Fulio Camilo: fue un militar y político romano que vivió durante los albores de la República.
[3] Polibio: fue un historiador romano del siglo II a.C. que fue célebre por escribir la primera Hª Universal, en la que se intentaba explicar el dominio romano sobre el mediterráneo.